Los humanos nos diferenciamos de las otras especies, entre otras cosas, por nuestra preferencia de hacer del comer un acto social. Nuestra vida suele estar repleta de alimentos, condimentos, aromas y sabores… nos dan calabazas, y a veces nos importa un rábano, un pepino, dos pimientos y un comino. Lloramos por las cebollas como magdalenas. Se nos ponen ojos de besugo. Y es que cuando hay tomate, las personas están a punto de caramelo. Que si te pego dos tortas, que si recibo una leche, que no me toques los huevos, estamos en la edad del pavo, vemos como chorizos van a la carcel y pensamos: que les den morcilla!. Hombres y mujeres son acusados de ser como pulpos, unos pierden aceite y a otros les gustan los bollos. Celia Cruz tenía salero y gritaba a los cuatro vientos un eterno: Azuuuucar!.
Nuestra vida suele estar repleta de alimentos, condimentos, aromas y sabores… por eso nosotras : Ana Larrañaga (Cocinera egresada de la escuela de hostelería Hofmann, profesora de cocina y amante del buen comer y beber) y Carolina Aubéry (Dra. en Química y comelona empedernida), buscamos hacerles sentir en Petit Gourmand la opción de entrar en un pequeño mundo gastronómico, combinando una cuidada selección de productos artesanos y vinos; la posibilidad de aprender en nuestro taller de cocina; sorprenderles con el gozo que habita en el paisaje que presenta un plato a través de nuestro servicio de catering y chef a domicilio; y complacer nuestras almas y las vuestras con una atención cálida, personalizada y familiar.
Todo esto, con las virtudes de apreciación y dedicación a la calidad, y una mente abierta a las sensaciones de los demás, forman parte de esta idea que pretende ser un mundo entregado en un servicio, más que comida: comida para usted. Esto es en resumen Petit Gourmand, el resto se lo dejamos para conocerlo, curiosearlo, sentirlo y probarlo. Para nosotras es así de simple.